¿Exfoliar o no exfoliar? Esa es la cuestión.
El exfoliante es uno de esos pasos tabú. Casi todas exageramos cuando éramos adolescentes, sobre exfoliando nuestra piel, intentando con desesperación que desaparecieran esos horribles brotes de acné y causando irritación, enrojecimientos, dermatitis o peor. Es un paso que mucha gente se salta pensando que “es malo” o que simplemente “es innecesario”. Pero también es un paso que mucha gente no suelta por nada.
Entonces, ¿de qué se trata? ¿Deberías exfoliarte? ¿Qué no es malo tallar fuertemente tu rostro? Es un paso que pareciera contradictorio, porque tanto se ha puesto de moda como se ha convertido en tabú, rodeada de mitos y suposiciones.
Por eso queremos explicarte en qué consiste la exfoliación, por qué es buena para tu piel y los mitos que debes dejar de creer sobre ella.
La exfoliación es un paso súper importante en las rutinas de belleza, ya que limpia los poros profundamente mientras que remueve células muertas de la piel, además de mugre y polvo. Al remover estos contaminantes, evitas que tus poros se congestionen y se conviertan en puntos negros o granitos. Esto brinda una complexión más iluminada, lisa y limpia. También, al remover la capa de piel muerta y mugre, ayuda que tus productos de belleza penetren mejor, volviéndolos más efectivos.
Pero este paso tiene muchos mitos alrededor sobre qué funciona, qué no, qué deberías de hacer y qué no. Te desmentimos los más comunes:
1. Debes exfoliarte todos los días
No. Todo en exceso es malo. Exfoliar tu piel con demasiada frecuencia causa muchísimos daños. Al tallar tu piel de más remueves la barrera de protección de la piel, dejándola sensible y desprotegida. La sobre-exfoliación remueve los aceites esenciales de tu piel, causando sensibilidad, ardor, enrojecimientos e irritaciones. También puede causar resequedad, parches de piel escamosa y brotes de acné que no mejoran con el tiempo (ya que además de irritar la piel ya lastimada, harás que tu piel producirá más aceite para compensar el que le robaste, tapando tus poros y generando imperfecciones).
2. Exfoliarte es malo y no deberías hacerlo jamás
Este es el otro extremo del espectro. Así como exfoliarte de más daña tu piel, nunca exfoliarla tampoco le hace bien. Cuando no la exfolias, dejas que el sebo, el polvo, el sudor, la mugre, las células muertas y la contaminación formen una linda capa de suciedad encima de tu cara. Esta capa puede tapar tus poros, causando puntos negros, granitos y acné. Además, tu rostro corre el riesgo de verse opaco y gris, ya que las células muertas y el resto de la mugre siguen muy tranquilas en tu cara, descansando hasta que decidas exfoliarlas.
3. Si tienes acné, debes tallar más fuerte
La idea de que “tallando más fuerte sale la grasa” puede aplicar para tus sartenes, pero no para tu rostro. Cuida tu carita, consiéntela y dale amor. Aunque técnicamente el exfoliante sí talla tu cara, lo que importa aquí no es la fuerza con la que lo haces, sino más bien la minuciosidad y el cuidado con el que lo haces. Preocúpate en cubrir todo tu rostro de manera uniforme, aplicando una leve presión en círculos leves hasta que hayas recorrido toda la superficie, y no en qué tan roja te dejaste la frente.
Además, si tienes heridas de acné, el tallarlas fuertemente sólo hará que dañes todavía más la piel y la barrera de protección de tu piel, empeorando la situación.
4. Los exfoliantes duros son los que mejor funcionan
Falso. Los exfoliantes no tienen porqué ser “duros” o dejar tu piel sintiéndose como cartón. De hecho, si esto está pasando, debes dejar de usarlo de inmediato. Los exfoliantes deben remover gentilmente la capa de células muertas y mugre, sin afectar la barrera de protección de tu piel ni remover aceites esenciales de tu cara.
5. Las pieles sensibles jamás deben exfoliarse
Ya explicamos que todos los tipos de pieles – incluida la piel sensible – se beneficia cuando la exfolias, ya que todas sufren de acumulación de células muertas, sebo y contaminación. Si tienes piel sensible, lo que debes hacer es tener cuidado y empezar lento. Prueba fórmulas hechas para tu tipo de piel, y siempre recuerda hacer una prueba pequeña en tu piel antes de usarla en todo tu rostro, sobre todo si tu piel es muy reactiva.
Dejar de creer estos mitos te ayudará a tener una piel más lisa y radiante.
Entonces, ¿cada cuánto debes exfoliarte?
Todas las pieles deben exfoliarse (cuando menos una vez por semana).
Las pieles secas o sensibles deben realizar este paso 1 vez por semana, ya que son más propensas a irritarse y resecarse por exceso de exfoliación.
Las pieles grasas o mixtas deben exfoliarse entre 2 o 3 veces por semana para mantener el sebo bajo control y los poros de tu rostro limpios.
Entonces, si tienes piel seca o sensible, una vez por semana es suficiente. Si tienes piel grasa o mixta, asegúrate de exfoliarte cuando menos una vez por semana – pero si puedes 2 o 3, mejor.
¿Cómo elegir un exfoliante?
Depende de qué busques y de tu tipo de piel.
El Apple Smoothie Peeling Gel de MIZON ayuda a eliminar las células muertas gracias a las enzimas naturales de frutas como manzana verde y papaya, limpiando profundamente los poros mientras exfolia suavemente. Deja una sensación de hidratación en la piel por lo que no tendrás que sufrir de una sensación de tirantez después de usarlo.
Si tu piel es grasa y los puntos negros son una de tus preocupaciones, un exfoliante líquido como BHA Blackhead Power Liquid de COSRX te ayudará a eliminar las células muertas además de prevenir la oxidación del sebo para evitar que se conviertan en puntos negros.
Para pieles ultra sensibles, un exfoliante 100% natural, hecho con 86% de harina de avena como My Soft Grain Scrub de SIORIS es una opción perfecta ya que se combina con el limpiador de leche Cleanse Me Softly Milk Cleanser de SIORIS, haciendo una pasta suave que ayuda a controlar el exceso de sebo y los poros dilatados.
Y si prefieres exfoliarte con una mascarilla, Clarifying Blue Mask de URANG es una increíble opción para decirle adiós a la piel opaca y sin brillo. Ayuda a exfoliar la piel suavemente ya que contiene arcilla de caolín blanco, cuentas de jojoba, extracto de camelia y aceites esenciales, como limón y toronja, para cuidar la barrera de protección de la piel.
Con el exfoliante correcto podrás decirle adiós a las pieles grises y opacas, cubiertas de células muertas, contaminación y demás mugre, y hola a una pielecita suave, lisa y radiante.